jueves, 27 de noviembre de 2014

Quiero estar acostado junto a ti

Quiero escuchar la música que hay en tu mente
Y abrazar el universo que has construido con ella

Quiero que me abrigues con esa sábana de espinas
Y me beses la sangre;
En el segundo altar
De nuestros pudores

La agonía de mis labios en tus dientes,
Ese segundo eterno de
los gestos de tu rostro antes de sonreírme

Quiero nadar junto a los peces de tu mente,
Diles que me lleven al lugar más demente de su océano

Quiero verte tocar
Ese piano lunar
Que escucho desde tu mente

Escucho tu respiración húmeda
Y el roce de tus pestañas,
Quiero conocer esa discordancia limítrofe
Entre tu realidad y la realidad

Quiero conocer ese desequilibrio ambiguo,
Que hay en la electricidad de tus gestos y palabras
Las arrugas de tu sonrisa
Y la música de tu mente

La agonía infame
Que me produce tu aire de nerviosismo
Cuando refriegas tus dientes en mi oído

¿Esa es la música de tu mente?
Quiero escucharla cada segundo de mi vida,
Las notas del silencio,
Las marcas de tu cuello

Tengo hambre de música
Tengo hambre de palabras
Hambre de sonido
Quiero comerme tu alma,
Esa alma tan extensa como el universo

¿Ese es el universo que hay dentro de tu cabeza?
Defíneme entonces lo imparcial,
Lo inseguro y lo indefinido,
Defíneme lo transversal, lo mutable
Y lo visceral

Por las entrañas
Y las costillas,
Tengo un garabato medieval
Dibujado en la parte posterior
De tu nuca

Tengo el pecho vaciado;
Ya no cabe nada más,
 Tengo un racimo de venas
Abrigándote la espalda,

Llévame en tren,
Allá cerca de la lejanía,
Viólame el tiempo,
Hazlo padecer en la inconsecuencia insana
Y dictatorial que hay entre tu cuerpo y tu mente

Estos son los altares del suplicio,
Equivócame,
Aliméntame con tu oxígeno,
Quiero ver contigo el atardecer
Depravando árboles

Quiero sentirte al borde de mi café,
Todo esto es tan impuro,
Todos nuestros universos son tan relativamente inhumanos,
Tócame la música de tu mente,
Moriría escuchándola

Hay restos de vino en tus labios
Y tus dedos tan simétricamente perfectos
Sobre mi mejilla
Nuestros universos se están expandiendo
Y nuestros cielos se están abriendo,
Tengo hambre de tu esencia

Tu cuello parece ser infinito,
El mausoleo de tus palabras arcanas
En mi belleza táctil
Sobre la tuya ninfómana

Quiero estar acostado junto a ti
Lamerte los sueños
Despertarte tarareando la música de tu mente
En tu oído,
Al oído,
Rozando el lóbulo de tu oído,
La piel de tu oído,
Te amo musicalmente
Y quiero estar acostado junto a ti. 

Sebastián Oyanedel Davison - Noviembre 2014

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