Aquí me
tienes, masticando serpientes
Desmontándome
la médula
Acariciando
soles,
Vomitando
tripas,
Tengo los
dientes de Berenice
Metidos en
el esófago.
Aquí mi
línea temporal
Es carne y
vino
Todos mis
ojos interiores desfigurándose
Mis ideas
decapitadas
Pervertida
zorra inmaculada
Voy amarte
hasta los últimos centímetros de tus células,
Hasta la
sangre entre tus dientes,
Voy a
amarrarme con tus venas;
La cena está
lista,
Viólate tú
misma,
Lo
incalculable y omnipresente de tu locura
Me devora mi
objetividad psicológica,
Tengo
infiernos tapizados con piel
Arráncame
los miedos y perfórame
Con sabia
angustia
la lengua de
los dragones,
como el
fuego que hay en tu sangre,
lámeme hasta
follarte mis huellas,
todo de ti,
eso es lo que
deseo con humilde ambición,
todo de ti,
dentro de
mis parámetros de obsesión intelectual,
la piel de
las serpientes
tus ojos de
universo,
tu lengua
licántropa,
tu materia
intangible,
tu
desconexión con todo;
acércame un
poco más a ti,
y podría
entender la muerte,
podría amar
la pérdida,
desglosar la
soledad,
tú eres lo
irreal,
lo inhumano,
lo
incorpóreo,
lo etéreo,
karmátco y astral,
elévame,
y ábreme
cada partícula,
en mi pasado
y todas mis dimensiones
has
trascendido; para volver a hallarte
y conocer
una nueva parte de ti.
Sebastián Oyanedel Davison - Julio 2016
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