Y ¿si me
enseñas ese fino arte de envenenarse?
Con Vodka
En el lóbulo
de tu oído
Un bar para
lamer
Tus
pensamientos;
Que extraño
ese mundo de orgías
Que hay en
tu mente
Es extraño
lamer tu mente
Con tal
agresividad en su retórica;
Me produce
una contradicción enferma,
Cuando
pienso
En un lugar
sublime para ahogarse
Si fuimos
cigarros con el cuerpo
Hay que
fumarse
A veces
necesito un vaso de oscuridad
Para
desprender mis ideas
Y explicarte
lo insignificante
Que puede
llegar a ser
Tu
narcicismo
La vereda
está mojada con lágrimas calientes
Y no es
suficiente acurrucarte en la carne
Y refregarte
los ojos con sal
Tango
diabólico y perturbante;
Disonante,
Disociativo,
De viñas de
sangre
Y piernas
desdibujadas
Humo en las
venas,
En la lengua,
En las
terminaciones nerviosas
Y en todo lo
que tenga que ver contigo
Madrugar
hasta quedarse sin pensamientos
Vivir hasta
quedarse sin recuerdos
Morir de
sexo y música
Fumar hasta
quedarse sin pulmones
Amar hasta
quedarse sin amor
Y morderte
los ojos desorbitados;
Que extraño
ese mundo que hay en tu mente,
Me haces
amar los sonidos de la vida
Con aquellos
colores amargos y desafinados
Escala en Re
menor por debajo de tu falda
Mis uñas
conocen esas venas
Llenas de
bohemia
El sol está
lunático esta noche
Con los
dientes con sangre
Las baldosas
con lluvia
Y los
pensamientos borrosos
A veces la
vida se ve borrosa…
Los
recuerdos pueden ser
La primera
muerte que experimentamos
Y le damos
un paso de baile
Así como
seduciéndolo
El humo está
dentro de los ojos y la mente;
Que extraño
ese mundo de humo,
El mundo de
tu cuerpo
Y el de las
cosas vacías
El de las
cosas con carencia,
Con perdones
Y con la
angustia de no saber
A donde
estás
¿A dónde
estás?
Quisiera
meterme en tu mente otra vez.
Sebastián Oyanedel Davison - Octubre 2013
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