martes, 1 de noviembre de 2016

Con las serpientes en el cuello

Tus labios de Taltos
Engendrados en el loto
De algún demonio casquivano,
Tu lengua; una pesadilla árabe
Lamiéndome la mente,
De tu boca súcuba
Las lianas de algún árbol sumerio
Con las que me ahorcarás
Hasta descuadrarme la garganta

Toca tu lira de plata
Hasta que me veas desangrado en la Alhambra,
Tienes mis venas inflamadas;
Tus ojos de mercurio,
Y tus dientes con el veneno perfecto,
Con la porción y la medida precisa.

Rasgúñame todas las capas de mi piel,
Hasta que no exista superficie,
hasta que veas lo real, lo intangible,
lo etéreo y trascendental.

Ella baila sobre un harem de escorpiones
Y su vientre es el movimiento
De todas las partículas del cosmos

Acerca tu universo depravado a mí,
Quiero corromperme,
Arrastrarme en el desierto
Y mirarte los dientes,
Atraviesa esa aguja en mis dedos,
Abre mi cabeza
Cómete las neuronas,
Déjame sin sueños
Mátame el tiempo

Es tu alquimia arcana,
Tu hambre caníbal,
Tus uñas de Mesopotamia

Báñate en mi sangre,
Purifica los errores,
Cambia de sabor

Ella es parte de un pacto hereje,
Ella tiene la mente maldecida,
Ella tiene la carne podrida,
Ella suda obscenidad de los labios,
Ella baila con las serpientes,
Ella colecciona huesos y membranas,
Ella es mi perdición hasta el fin de los tiempos

Ahórcame y luego muérdeme con tu mejor veneno… 

Sebastián Oyanedel Davison - Noviembre 2016


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