lunes, 31 de mayo de 2021

Escuchar la lluvia abrazado a ti

 



Dormir escuchando la lluvia
abrazado a ti,
masticando tus moléculas,
desorbitando mis neuronas,
ahogándome en tus células,

como en una acuarela
de tu sangre,
manchándome los dientes,
enjuagándome en tu carne.

Estoy apretado, aquí,
en este cementerio de cisnes;
mi paradigma sin fundamento,
arrastrándose como una serpiente
hasta la brizna de tu saliva.

Desmaterializado, mordiendo tu cabello,
y el amor que siento por dentro
como una larva comiéndose mi cerebro,
alimentándose de mi oxígeno.

Con mi mente prostituida;
aquí acostado a tu lado,
observando el contorno de tu oído,
escuchando la lluvia;
abrazado a ti.


Tengo un sabor a tabaco que compartir contigo,
nuestro infierno es de colores,
enséñame el arte de la suciedad;
quiero venerar esta contradicción enfermiza
que me revuelve el líquido interno.

Enamorarse, envejecer
y destruir los contextos de nuestra realidad,
componer canciones,
cuidar tus plantas,
y morir de hambre.

Apretarte la lengua con los dientes,
escribir hasta que me comas los dedos,
hablarte de música,
bailar a oscuras,
nunca terminar de conocer esa maldad
y re encantarme con cada mentira
y cada nueva verdad
que enriquece mi ego
y mis ganas de meterme dentro de ti
para no salir más,

ahí, entremedio de tus costillas,
escuchando la lluvia abrazado a ti.

Escrito por Sebastián Oyanedel Davison 

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