Me llevas Dentro
Buenos días
amante de mis pesadillas.
Ven a quedarte conmigo esta vez,
mi cariñosa blasfemia
en un arranque
de labios nicotínicos,
ojos de húmedo lívido.
Ven a terminar conmigo
el réquiem de Mozart
para la música
de nuestro encuentro.
El derrame de nuestros corazones
como una inquisición de brujas,
amante venenosa
con un vestido de funeral
para lucir.
Siento la muerte
tan amistosa
en la mordida carnal
de nuestros besos,
estoy detrás de tu alma de agua
apretándote las entrañas,
lamiéndote la locura,
escribiendo
sobre el muslo de tu pierna,
rozando el clítoris
con el lápiz;
el evangelio
de nuestros demonios
que habitan en nuestra mente.
Soy todo lo que quieras que sea,
porque me llevas dentro,
en tus días de coñac,
en el vacío al que llaman hogar.
Soy todo lo que piensas:
tu mentirosa soberbia,
mis uñas en tus piernas.
Soy todo lo que llevas dentro
para enfermar
los conductos y los fluidos,
esa extraña sensación de extrañar.
Ven a pecar conmigo,
a cubrir de pestañas
nuestra desnudez
y cánones de belleza irracional.
Mi voz dentro de tu oído
como un demonio rezando
sobre la corteza cerebral,
con gestos de ninfomanía;
es una transgresión
a los estándares normales
de extrañar.
Esa extraña sensación de olvidar
y asesinarte dentro de la sangre
y los pulmones.
Esa extraña sensación de extrañar;
muta y se expande
sin ninguna funcionalidad
mas que la de comerse los tejidos,
así como el sazón del tabaco y la cerveza
se carcome la saliva
y la música se devora
lo que se quiere olvidar.
El deseo y el temor
son sensaciones de búsqueda,
indecisión subliminal
de encontrar tonterías.
Tu lengua en sepia,
dedos alcoholizados,
moda de la fealdad,
teatro de los ciegos.
¿A quién quieres engañar?
con las esquinas de tu sonrisa;
no son para mí
mas que una linda hipocresía.
Nos mentimos cada vez
para bebernos el hambre
y ser más superficial.
Soy todo lo que quieras que sea;
corrompiéndote,
mojándote,
la alegría de perder la dignidad.
Escrito por Sebastián Oyanedel Davison
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