De esos
sueños incoloros, con olores a sepia,
y ninfomanía
desafinada en los lóbulos de nuestros oídos
De esos
cuerpos con olor a angustia;
Almas
atragantadas
Y raspando
las paredes bucales,
Como
abrazando un cadáver
A la orilla
de la playa
En nuestra
habitación
Tengo un
recuerdo mordido
En algún momento
de mi mente
Que te puede
enseñar a olvidar
Esa
pesadilla tiene sabor a vida
Y mi sabor
tiene el tuyo;
Y el tren oxidado
en el que llevo tu cabello
Por ese
acuario de árboles inconexos
Y labios
descuartizados,
Se parecen a
los tuyos.
El borde de
la cama tan arrugada
Y limítrofe;
Entre tu
lluvia y la mía
Entre tus
dientes y los míos
Entre mi
sabor y el tuyo.
Sebastián Oyanedel Davison - Enero 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario