Quiero
escuchar la música que hay en tu mente
Y abrazar el
universo que has construido con ella
Quiero que
me abrigues con esa sábana de espinas
Y me beses
la sangre;
En el
segundo altar
De nuestros
pudores
La agonía de
mis labios en tus dientes,
Ese segundo
eterno de
los gestos
de tu rostro antes de sonreírme
Quiero nadar
junto a los peces de tu mente,
Diles que me
lleven al lugar más demente de su océano
Quiero verte
tocar
Ese piano
lunar
Que escucho
desde tu mente
Escucho tu
respiración húmeda
Y el roce de
tus pestañas,
Quiero
conocer esa discordancia limítrofe
Entre tu
realidad y la realidad
Quiero
conocer ese desequilibrio ambiguo,
Que hay en
la electricidad de tus gestos y palabras
Las arrugas
de tu sonrisa
Y la música
de tu mente
La agonía
infame
Que me
produce tu aire de nerviosismo
Cuando
refriegas tus dientes en mi oído
¿Esa es la música
de tu mente?
Quiero
escucharla cada segundo de mi vida,
Las notas
del silencio,
Las marcas
de tu cuello
Tengo hambre
de música
Tengo hambre
de palabras
Hambre de
sonido
Quiero
comerme tu alma,
Esa alma tan
extensa como el universo
¿Ese es el
universo que hay dentro de tu cabeza?
Defíneme
entonces lo imparcial,
Lo inseguro
y lo indefinido,
Defíneme lo
transversal, lo mutable
Y lo
visceral
Por las
entrañas
Y las
costillas,
Tengo un
garabato medieval
Dibujado en
la parte posterior
De tu nuca
Tengo el
pecho vaciado;
Ya no cabe
nada más,
Tengo un racimo de venas
Abrigándote
la espalda,
Llévame en
tren,
Allá cerca
de la lejanía,
Viólame el
tiempo,
Hazlo
padecer en la inconsecuencia insana
Y
dictatorial que hay entre tu cuerpo y tu mente
Estos son los
altares del suplicio,
Equivócame,
Aliméntame
con tu oxígeno,
Quiero ver
contigo el atardecer
Depravando árboles
Quiero
sentirte al borde de mi café,
Todo esto es
tan impuro,
Todos
nuestros universos son tan relativamente inhumanos,
Tócame la
música de tu mente,
Moriría
escuchándola
Hay restos
de vino en tus labios
Y tus dedos
tan simétricamente perfectos
Sobre mi
mejilla
Nuestros
universos se están expandiendo
Y nuestros
cielos se están abriendo,
Tengo hambre
de tu esencia
Tu cuello
parece ser infinito,
El mausoleo
de tus palabras arcanas
En mi
belleza táctil
Sobre la
tuya ninfómana
Quiero estar
acostado junto a ti
Lamerte los
sueños
Despertarte tarareando
la música de tu mente
En tu oído,
Al oído,
Rozando el
lóbulo de tu oído,
La piel de
tu oído,
Te amo
musicalmente
Y quiero
estar acostado junto a ti.
Sebastián Oyanedel Davison - Noviembre 2014
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