Veo la
serpiente arrastrándose por tu médula,
mis
paradigmas, analogías medievales;
puteríos de
huesos y sangre,
escúpele a
los dragones de mis siete mentes,
mis dientes
pellizcando tus neuronas,
puedo saborear
tu locura más espesa
puedo comerme
tu cabeza y tus religiones inconsecuentes,
Me tienes
aquí adorando tu sarcasmo;
las calaveras
de tu cuello,
Shiva-Plutón-Hades,
Escorpio y abejas
sumerias;
eres la
destrucción de mis sentidos
Estas mentiras
excitantes que brotan
de los
fluidos erógenos,
contigo saboreo
los pecados árabes
en esta
alineación trimurti.
Su sabor es
como el fuego,
ella huele a
vergüenza,
las matemáticas
del mal
en una
proporción etérea
a raíz del
caos
Ella no
tienes letras,
ella se
expande y es absoluta en la decadencia,
ella mastica
las hojas de la biblia,
ella me cuenta
cosas morbosas,
con ella
saboreo a Dios masturbándose,
con ella
saboreo el suelo,
con ella
conozco mi nombre
Con ella el
amor es imperfecto,
los órganos
incompletos,
tú eres mi
astrología arcana,
mi ocultismo
astral,
mi secreto druida,
Tú haces
disfuncional todas mis directrices lógicas,
tú haces que
el universo tenga oxígeno,
tú me
refriegas en un infierno ambulante
tu desincronizas
todas mis frecuencias motoras
Adéntrame desde
el útero hasta otras vidas,
voy a
envenenarme con todos tus universos dentro;
tenemos lunas
que conocer
y lenguas
que ahogar,
clítoris que
humedecer,
maldiciones que
vivir,
ella huele a
fuego, a Mercurio,
a cianuro, a
partículas iniciales,
ella tiene
infiernos entre las costillas,
y contigo me
voy a quemar
hasta que el
polvo de tu cuerpo y el mío
se conviertan
en nada.
Sebastián Oyanedel Davison - Diciembre 2016
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