Sentados en el piso del metro
o volteando la taza de café
sobre la cama;
de cualquier modo
el calor que me transmites
parece ser anormal
como en una cascada de cigarros
iluminando el contorno de tu cuerpo;
al lenguaje de tu sangre,
muerde mi lengua caliente
con el café sin azúcar,
con el whisky ahí en los muslos;
deletréame ese olor
enséñame
lo que significa la soledad
eres como la música de un bar;
entre copas ninfómanas,
esa lluvia de tabaco
en la que te como los labios,
es como tragarme tu mente
con sus perversiones
espérame en el metro;
con tu sabor a lluvia
en ese estado demencial
de fluidos diabólicos,
siéntate sobre mí y descríbeme
tu humedad
en el suelo a un costado de la cama;
en el país de tu carne
y nuestras mentiras sabrosas,
quiero que me abras la piel
como una serpiente
juguemos a la nostalgia,
descubramos lo solos que estamos.
Escrito por Sebastián Oyanedel Davison
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