Estoy
revisando la arquitectura de tu depravación
Mordiendo
trenes añejos
Desmembrados
con otoños de carne;
Playas con
ventrílocuos de tu lengua
Y con las
venas de tus ojos
Me voy a
mirar por un rato
Para sacarte
algunas de las tantas sonrisas
Que te
presté
En esos
paisajes de lluvia caliente
Y dipsomanía
circense;
Que te voy a
succionar la des naturaleza
De tu saliva
ambigua
Y te voy a
perseguir hasta cagarte la psique
Y hacer de
tu vida una belleza tan rancia
Y llena de
colores mitológicos;
En escala de
ninfomanía
Y me voy a
esconder entre tus piernas;
Aquí en un
ballet de soles drogados
Que se ríen
con la misma entonación
Que tienen
las risas de mi mente
Cuando te
veo sonreír
Y me gusta
tu tono trasnochado
Y tu sonrisa
de madrugada
Tu voz de
tabaco danés
Tu boca de
Munch
La asimetría
de tus lagrimales
La
hiperquinesia de tus ojos
La desgracia
de tu impedimento
Auto
referido para la proximidad
Entre los
enlaces de tus vías nerviosas
Con las que
despiertas
Besándome el
oído,
Aquí al lado;
en mi cama.
Sebastián Oyanedel Davison - Septiembre 2013
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