El olor a atardecer
Que tiene tu cuello
Como los dientes de los árboles
Que se muerden los unos a los
otros
Hemos formado nuestra propia
religión,
La religión de las mentiras;
Esas que acariciamos al borde de
la lengua
Te amo las hojas que pisas y
haces crujir,
Te amo la frente
Y te amo la respiración
Te amo tus gestos
Y tu soberbia,
Amo cada mentira que humedece tu
lengua
Y cada pestaña mojada
Amo tus letras
Pero odio mi mente,
Amo tu cuello
Amo la forma en que el cuerpo se
te oxida;
Amo cada segundo tuyo
¿Esta es la soledad de la que me
hablabas?
Bébetela conmigo
Quiero abrazar el violín que
nada en el cielo
¿Este es el vacío del que me
hablabas?
Me resulta bastante familiar
Déjame morderlo
Quiero sentirle el sabor;
Como cuando lamía el sabor de
las calles,
El sabor de tu aire
Amo la música de tu mente
Amo el dolor que tiene tu mente
Y esa incompatibilidad que tiene
con la realidad
Amo como odias y amo como amas,
Este es el amor del que te hablé
…
Sebastián Oyanedel Davison - Octubre 2014
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