Maldíceme con
palabras, gestos
Texturas,
desbalances,
Maldíceme el
sudor y la temperatura
Porque yo
maldigo la forma en que pestañeas
Y los
pensamientos obscenos que degradan mi dignidad;
Arrodillado ante
el altar de tu ego,
Yo bendeciré
tu arrogancia
Entre granizos
de verano
Y un funeral
de lunas mitómanas;
Tu cabello
de canela
Y tu olor a
hojas crujientes,
Una lengua
de uva
Y labios esquizofrénicos;
Maldigo todo
eso de ti
Y el sol que
mordiste
Tus ojos de
hierba;
Fumarte entera,
Quiero que
invadas mi tiempo
Y mis lapsos
de cordura,
Que no dejes
ningún espacio libre…
Y yo lameré
el sabor a lluvia que tiene tu cuello,
Maldíceme de
la peor manera que se te ocurra,
Puede ser lo
más sincero que llegue a escuchar
Estoy embrujado
por ti y tu soledad,
Amante de
Otoño;
Como una
mordedura tántrica, vendímica, licántropa;
El veneno se
está propagando por la columna;
No sería
mala idea aplastarme los huesos,
Cuando se
acerque
Y sienta su
perfume de árboles ardientes,
Su boca de
vino
Con sabor a
humo,
Maldecirme hasta
los átomos,
Y ver
contigo el amanecer
Es tan
insana esta sensación
Que el
cerebro se me va a reventar
Me fumaría
tus ojos de hierba
Y tu cabello
de canela;
Escucharía fluir
tu sangre,
Me siento
atraído a tus demonios de Octubre,
Me siento
atraído al brillo de tus dientes,
A tu sonrisa
ambivalente,
Al calor de
tu sombra,
Al tinto de
tu boca,
Whisky,
Vodka, música,
Pétalos de
loto entre sus uñas,
Complétame,
Hazme sentir
vivo;
Mordería tus
brazos hasta entender la estructura de tus venas,
Y llévame a
la lluvia de verano,
Al universo
tuyo que escodes,
Esas galaxias
que hay entre tus costillas
Mi sangre
quiere arder junto a la tuya.
Sebastián Oyanedel Davison - Enero 2016
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