jueves, 14 de enero de 2016

Amante de Otoño

Maldíceme con palabras, gestos
Texturas, desbalances,
Maldíceme el sudor y la temperatura

Porque yo maldigo la forma en que pestañeas
Y los pensamientos obscenos que degradan mi dignidad;
Arrodillado ante el altar de tu ego,
Yo bendeciré tu arrogancia

Entre granizos de verano
Y un funeral de lunas mitómanas;
Tu cabello de canela
Y tu olor a hojas crujientes,
Una lengua de uva
Y labios esquizofrénicos;
Maldigo todo eso de ti
Y el sol que mordiste

Tus ojos de hierba;
Fumarte entera,
Quiero que invadas mi tiempo
Y mis lapsos de cordura,
Que no dejes ningún espacio libre…

Y yo lameré el sabor a lluvia que tiene tu cuello,
Maldíceme de la peor manera que se te ocurra,
Puede ser lo más sincero que llegue a escuchar

Estoy embrujado por ti y tu soledad,
Amante de Otoño;
Como una mordedura tántrica, vendímica, licántropa;
El veneno se está propagando por la columna;
No sería mala idea aplastarme los huesos,
Cuando se acerque
Y sienta su perfume de árboles ardientes,
Su boca de vino
Con sabor a humo,
Maldecirme hasta los átomos,
Y ver contigo el amanecer
Es tan insana esta sensación
Que el cerebro se me va a reventar


Me fumaría tus ojos de hierba
Y tu cabello de canela;
Escucharía fluir tu sangre,
Me siento atraído a tus demonios de Octubre,
Me siento atraído al brillo de tus dientes,
A tu sonrisa ambivalente,
Al calor de tu sombra,
Al tinto de tu boca,
Whisky, Vodka, música,
Pétalos de loto entre sus uñas,
Complétame,
Hazme sentir vivo;
Mordería tus brazos hasta entender la estructura de tus venas,
Y llévame a la lluvia de verano,
Al universo tuyo que escodes,
Esas galaxias que hay entre tus costillas
Mi sangre quiere arder junto a la tuya.

Sebastián Oyanedel Davison - Enero 2016 




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