Si me
sanaras del placer que nos provoca
Esa crueldad
que llevamos dentro,
Te amarraría
con mis vísceras
Para que te
quedes
Y no dejes
de pecar nunca
Me ha
llegado a salir sangre
En la
respiración
Y tú
chupándote los dedos con ella,
Bailando
conmigo la aristócrata;
En la corte
feudal,
En medio de
este suelo de ovarios lunáticos;
Mi mente es
un gusano
Revolviéndome
el estómago,
Quiero
venderte mi alma
A los
caprichos de tu insana voluntad
Esta indigna
perturbación
De una
locura medieval;
La luna en
Venus;
Masturbándose
con los dedos cortados
De su amante
crucificada
Si te
desmayaras en mis brazos
Te
arrancaría el mentón,
Te llevaría
a la cama del dragón misógino;
Te amarraría
a la marquesa,
Te diría lo
puta que eres
Y me sacaría el corazón para metértelo en la
vagina
¿Quieres mi
alma?
Llévatela,
juega con ella;
Mastícame la
ropa,
Abrázame en
esta bañera de serpientes
Hazme saber
el miedo que tengo
Enséñame a
vivir para ti,
Te habías
enamorado de mi soledad
Y yo de tus
perversiones
Te amo; mi
querida perdición,
Hazme
vomitar este océano de lava
Que tengo
dentro del pecho
Rómpeme las
cuerdas de este violín desafinado
Que
construiste con mis huesos y mi garganta,
Cántame una
canción para dormir
Entre tus
muslos licántropos
Quiero
dormir asustado
Entre bocas
deformadas,
Mi sangre
está servida
Para tu
enjuague bucal
Esa vez
tenía ganas de sacarme el corazón
Y tirártelo
por la cabeza,
Si tan sólo
yo
Hubiera escrito
las palabras adecuadas
Para haberte
reventado las venas
De ansiedad
Y el que se
vació fui yo,
En la
tortura tántrica
De introducirme
tus dientes
Hasta la
espina dorsal
Y mis labios
hubieran conocido
Los enigmas sadomasoquistas
A través de
pieles muertas
Bajo la
lluvia
Y lenguas
ateas
Lamiendo la
cuarta luna roja
Y ¿Me vas a
enfermar una vez más?
Te espero
dentro de mis pesadillas;
Succionándome
la carne,
Limándome la
médula,
Ahogándome
con cortesía,
Casquivana infame;
De la vulva
inflamada,
Te vendo mi
alma
Para que te
la lleves al quinto infierno
A cambio de
tu sensual hipocresía,
¿Me vas a
enfermar?
quiero que te jactes de cada uno de tus pecados medioevos;
... El amor es
la más bella y soportable soledad.
Sebastián Oyanedel Davison - Junio 2015
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