Sus ojos en sepia
Y esas polillas, lagartos y gusanos que tenía atascado en el esófago
terminaron por comerse lo poco y nada de cordura que me quedaba;
haciendo gárgaras con mis tejidos.
Sus ojos en sepia
como la lluvia de otoño
me arden en la médula.
Quiero comerte el universo
que hay dentro de ti.
Puedo respirar tu miedo
rasguñándote los huesos,
hay algo subliminal en tus palabras,
algo enfermizo en el color de tu voz,
algo tan pervertido en la simetría de tu rostro;
haces de mi mente
una orgía de vírgenes.
Follarme las neuronas,
eso fue lo más suave;
dentro de esta catatonia,
Levántame del coma
y vuelve ahogarme,
dentro de ti,
de tus costillas,
de tu sangre,
de tu infamia,
de tu ego.
El caos puede ser un lugar agradable para vivir,
abre tu pecho;
hazme sentir en mi hogar,
abre la boca;
elévame.
Vamos a arrepentirnos de todo esto.
Escrito por Sebastián Oyanedel Davison
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