Quiero
morderte la cintura;
Estirar tus
labios hasta que te duelan,
Quiero
mojarte el oído,
Darte vuelta
y humedecer
los huesos de tu columna
En el borde
de tus muslos,
Quiero morderme
la piel y sacármela,
Cubrirte con
ella,
Abrigarte,
Atormentarte,
Tengo mis
dedos preparados para sujetarte del rostro,
Lamerte las
pestañas,
Tus palabras
están hechas para entrar en mi oído
Y aturdirme
las ideas y los pensamientos,
¿Recuerdas
cuando dormíamos tomados de las manos?
Pareciera
que viviésemos con miedo
Y nuestros
momentos de felicidad son tan efímeros y dispersos
Dormir
contigo escuchando la lluvia,
Mordiéndote
el oído,
Lamiéndote
los dedos,
Masticando
tu cabello,
Eres tan
completa e imperfecta,
Que estoy
enamorado de cada una de tus imperfecciones,
De cada uno
de tus defectos,
De cada uno
de tus gestos,
De cada uno
de tus silencios,
Eres tan
cruel y sumisa,
Tu dualidad
es casi un equilibrio mortal,
Te quiero
sólo para mí,
Aunque sea
en este momento de lluvia,
Sé parte de
esta lluvia,
Sé parte de
esta música,
Eres todo lo
que siempre quise
Y lo que
siempre quise odiar
Eres parte
de mí,
Y yo de ti,
Aunque sea
sólo en este momento,
Viéndonos los
rostros,
Sonriéndonos
como niños recién conociéndose,
Escuchando la
ventana moverse,
Escuchando nuestros
propios nervios,
Quiero dormir
contigo escuchando la lluvia,
Quiero dormir
contigo escuchando el aire que respiras,
Dormir contigo
sintiéndome seguro
De que estás
ahí,
De que estás
para mí,
Y cada
nervio que me retumba el cuerpo,
Sea sólo para ti,
¿Lo escuchas? ...
Sebastián Oyanedel Davison - Enero 2015
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