Aquí
abrazados a la orilla del atardecer
En un beso
parecido a la muerte;
Atormentados
de tanta incertidumbre
Mirándote,
Sonriéndote,
Desvelándome,
Corrompiéndote
Aquí
abrazados de tanto miedo y placer;
Quisiera que
este momento no terminara nunca,
Tú viéndome
escribir
Y yo
mirándote de reojo
Quiero agradecer
cada minuto de tu respiración
Que desinteresadamente has compartido conmigo,
Cada duda,
cada
angustia en el pecho que me has regalado…
este amor
omnipresente y sagrado,
y todas las
mentiras que hemos convertido en poesía y música
Ahora ¿Cómo
se supera esto?
Deberíamos saberlo
de alguna forma,
Pareciera que
volviese a ser un niño…
Quiero sólo
comerme el olor de tu piel,
Morderte las
venas,
Distorsionar
tu dimensión,
Y alterar
nuestra cordura
¿Me invitas
a ese lugar?
Llévame a tu
luna,
Hazme incompleto;
Quiero aprender
de ti,
Quiero dormir
escuchándote,
Quiero irme
a vivir a tu cama
Y hacer de
cuentas que esto no se termina,
La verdad y
el presente nunca fueron compatibles,
¿Me
acuestas?
Tengo un par
de palabras que quisiera decirte,
Y sólo las
insinuaré
Para que tú
las comprendas y tampoco me las preguntes
Ese será
nuestro lenguaje,
Mi boca está
hecha para la tuya,
Pero qué
difícil es probarla,
Cada vez que
estoy a solas contigo,
Me haces
sentir completo y realizado;
Libre y
confundido,
Alegre y
molesto,
Infinitamente
nervioso;
Por eso quisiera
que este momento no terminara;
Este momento
de locura,
Aquí abrazados
a la orilla de la cama;
Tú eres mi
hogar,
Mi amanecer,
Mi sangre
hirviendo,
Mi descontrol,
Y todo lo
insano que hay en el día,
Tu mirada
dentro de mí,
La humedad
de tu boca,
Todo aquello,
Es parte de
mi locura,
¿Quieres ser parte de ella?.
Sebastián Oyanedel Davison - Enero 2015
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