martes, 6 de enero de 2015

Quiero irme a vivir a tu cama

Aquí abrazados a la orilla del atardecer
En un beso parecido a la muerte;
Atormentados de tanta incertidumbre

Mirándote,
Sonriéndote,
Desvelándome,
Corrompiéndote

Aquí abrazados de tanto miedo y placer;
Quisiera que este momento no terminara nunca,
Tú viéndome escribir
Y yo mirándote de reojo

Quiero agradecer cada minuto de tu respiración
Que desinteresadamente has compartido conmigo,
Cada duda,
cada angustia en el pecho que me has regalado…
este amor omnipresente  y sagrado,
y todas las mentiras que hemos convertido en poesía y música

Ahora ¿Cómo se supera esto?
Deberíamos saberlo de alguna forma,
Pareciera que volviese a ser un niño…

Quiero sólo comerme el olor de tu piel,
Morderte las venas,
Distorsionar tu dimensión,
Y alterar nuestra  cordura

¿Me invitas a ese lugar?
Llévame a tu luna,
Hazme incompleto;
Quiero aprender de ti,

Quiero dormir escuchándote,
Quiero irme a vivir a tu cama
Y hacer de cuentas que esto no se termina,
La verdad y el presente nunca fueron compatibles,

¿Me acuestas?
Tengo un par de palabras que quisiera decirte,
Y sólo las insinuaré
Para que tú las comprendas y tampoco me las preguntes

Ese será nuestro lenguaje,
Mi boca está hecha para la tuya,
Pero qué difícil es probarla,

Cada vez que estoy a solas contigo,
Me haces sentir completo y realizado;
Libre y confundido,
Alegre y molesto,
Infinitamente nervioso;
Por eso quisiera que este momento no terminara;
Este momento de locura,
Aquí abrazados a la orilla de la cama;
Tú eres mi hogar,
Mi amanecer,
Mi sangre hirviendo,
Mi descontrol,
Y todo lo insano que hay en el día,
Tu mirada dentro de mí,
La humedad de tu boca,
Todo aquello,
Es parte de mi locura,
¿Quieres ser parte de ella?. 

Sebastián Oyanedel Davison - Enero 2015 

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