Acurrucado
en tu piel de serpiente,
Escucho el
aire de tu pecho rasgarme el oído,
Y nunca
imaginé volverme tan débil,
Tu y yo,
Hemos conocido
el miedo
Y la vergüenza,
Hemos deseado
con fuerza,
Nos hemos
tragado el sol,
Y nos hemos
besado las palabras,
Hemos
conocido nuestros vacíos
Y hemos
tratado de llenarlo con nada,
Hemos bebido
en soledad,
Y hemos
dormido cuidándonos,
Ahora;
acurrucado en tu piel de serpiente,
Me vuelvo
débil,
Me vuelvo
vulnerable…
Cuídame,
Protégeme,
Deséame,
Estoy expuesto
a cada una de tus tragedias,
Me necesito
en tus brazos,
Esos que
nunca imaginé necesitar,
Nunca
imaginé que las palabras se me distorsionaran,
Que no sepa
qué decir,
No sé qué
decir,
No sé…
Quiero abrir
tu piel,
Y meterme en
tu pecho,
Acurrucarme dentro
Y no salir
más de ahí,
Afuera se
siente muy vacío
Quiero que
me saques el cerebro que ya no quiero pensar más,
Quiero que
me saques los nervios
Que ya no sé
cómo controlarlos
Mi niña,
Mi vida,
Mi muerte,
Mi deseo,
Tú eres mi
deseo,
Del que escapo
cada vez
Y ahora sólo
estoy acurrucado
En tu piel
de serpiente,
Sonriéndome,
Humillándome,
Masticándome
las pestañas
No hay
solución,
No quiero
que se me reviente nada dentro;
Que ya está
apunto,
Tu sonrisa inmensa
Ya ni me
caben en los ojos,
Apenas en la
mente
Deséame,
Obsesióname cómo
lo has hecho;
Me necesito
en tus brazos,
Avergonzado,
Drogado,
Tu eres todo
lo que nunca imaginé necesitar,
Y ahora
estás ahí,
Con los
brazos lejos,
Esperando acurrucarme;
Esperando entrar
en tu cuerpo
Y no sacarme
más de ahí.
Sebastián Oyanedel Davison - Enero 2015
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