miércoles, 21 de enero de 2015

Me necesito en tus brazos

Acurrucado en tu piel de serpiente,
Escucho el aire de tu pecho rasgarme el oído,

Y nunca imaginé volverme tan débil,
Tu y yo,
Hemos conocido el miedo
Y la vergüenza,
Hemos deseado con fuerza,
Nos hemos tragado el sol,
Y nos hemos besado las palabras,

Hemos conocido nuestros vacíos
Y hemos tratado de llenarlo con nada,
Hemos bebido en soledad,
Y hemos dormido cuidándonos,

Ahora; acurrucado en tu piel de serpiente,
Me vuelvo débil,
Me vuelvo vulnerable…
Cuídame,
Protégeme,
Deséame,
Estoy expuesto a cada una de tus tragedias,

Me necesito en tus brazos,
Esos que nunca imaginé necesitar,

Nunca imaginé que las palabras se me distorsionaran,
Que no sepa qué decir,
No sé qué decir,
No sé…

Quiero abrir tu piel,
Y meterme en tu pecho,
Acurrucarme dentro
Y no salir más de ahí,
Afuera se siente muy vacío

Quiero que me saques el cerebro que ya no quiero pensar más,
Quiero que me saques los nervios
Que ya no sé cómo controlarlos

Mi niña,
Mi vida,
Mi muerte,
Mi deseo,
Tú eres mi deseo,
Del que escapo cada vez
Y ahora sólo estoy acurrucado
En tu piel de serpiente,
Sonriéndome,
Humillándome,
Masticándome las pestañas

No hay solución,
No quiero que se me reviente nada dentro;
Que ya está apunto,
 Tu sonrisa inmensa
Ya ni me caben en los ojos,
Apenas en la mente

Deséame,
Obsesióname cómo lo has hecho;
Me necesito en tus brazos,
Avergonzado,
Drogado,
Tu eres todo lo que nunca imaginé necesitar,
Y ahora estás ahí,
Con los brazos lejos,
Esperando acurrucarme;
Esperando entrar en tu cuerpo
Y no sacarme más de ahí.  

Sebastián Oyanedel Davison - Enero 2015


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