lunes, 1 de diciembre de 2014

El olor de la tortura

Estoy sumido a lo que quiera  tu mente,
Arrodillado en esta herejía labial;
Desquiciada e involuntaria,
Estoy sometido a la dictadura de tu mente

Mordiendo la almohada,
Lamiendo la sábana

Este infierno de carne y humedad;
Tus labios tienen el color del atardecer,
Muérdeme el alma,
Lámeme las perversiones,
Lo incorrecto y desvirtuado,
Lo ambiguo y desequilibrado

¿Quieres verte al espejo mientras lo haces?
El morbo de la tortura,
Aquí arrodillado junto a  ti
En los altares de la vergüenza

La suciedad de nuestras acciones;
Corrompidas,
Mojadas,
Escondidas,
Insanas,
Venenosas,
Amante del veneno,
El color del veneno
Es como el de tus labios

Deja que el cuchillo te lama la saliva;
En nuestro pacto de piernas,
Sométeme
Quiero ver tu infamia,
Arrástrame,
Báñame y
Límpiame

A ver; muéstrame como es ir gateando con las cadenas,
Hay un jardín de pecados, que me gustaría enseñarte
Todo es diabólicamente puro,
Como las abejas mordiéndonos las costillas

Te amo tan enfermamente
En esta fantasía coaxial;
Hazme un concierto de gemidos inocentes,
Fotografíate los muslos,

La punta de mi lengua
Sobre tus hombros,
Tus uñas
Sobre mi cuello
Esto es la muerte en vida

Tus pestañas lívidas,
Y pervertidas,
El olor de tus labios
Y este infierno eterno
Me recuerda la praxis
De tus palabras,
Esta paradoja carnal

Ponte en cuclillas
¿Ves el brillo de la fusta?
Quiero hacerte un regalo…  ven; acércate
Levanta el mentón, mírame;
Tengo algunos juegos dentro de mi mente que te pueden gustar
Y los vamos a jugar ahora,
No me importa si no quieres, porque no pregunté si querías,
Y tampoco me interesa,
Para empezar vas apretar los ojos
Y a morder esto,
Desde ahora sólo me vas a escuchar. 

Sebastián Oyanedel Davison - Diciembre 2014



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