Ahora ya
tenemos ese olor que tenían los árboles,
Cuándo se
mojaban en la mañana con la lluvia,
Ese olor a
humedad con el que despertábamos
Cuándo
dormíamos juntos
Ya no hay
nada más puro que el odio que siento por ti,
Ya no hay
nada más puro
Que la
indulgencia a la sumisión,
No hay nada
que sobre en mis labios para ti,
Ya no hay
rasguillos en mi espina dorsal,
No hay nada
que pueda regalarte
Sin aquella
cuota de tétrica verdad
Tengo la
boca rota por ti
Y los
pensamientos llenos de maldad;
Ya no
podemos amar de la forma natural con la que solíamos hacer,
Ahora todo
se traduce a lo perverso e insano
Eres tan
insanamente perfecta para mí,
Por eso ya
no huelo tu olor natural,
Las mentiras
nos succionaron
La palidez
de nuestra piel
Ahora tenemos
el olor
A sangre en
la vereda;
Somos la
etimología de la guerra,
En una calle
de serpientes
Con baldosas
de escamas,
Tu piel
eternamente mojada
Agáchame;
Quiero
venerar e idolatrar tu demencia desde aquí abajo,
Quiero
odiarte de la manera más dulce,
Mojándote el
oído con mis labios;
De tanto
insultarte
Hemos
construido un altar para la devoción,
Completamente
asustados de nuestras indistintas soledades.
El mundo ya
no es un lugar sano para amar
Y nosotros
hemos perdido nuestro olor
Trato de descifrar
tu esquizofrenia inexpresiva y tántrica
A ver si el
puente que forma mi lengua en la tuya
Forma parte
de esta orgía mental
Tengo tu
piel encima, como asfixiándome los sentidos
Y ya no te
puedo amar de la misma manera sobrenatural
Con la que
solía hacerlo antes
Ahora todo
es parte de nuestra soledad
Y aquel instinto
drogadicto que infiere
En la
tentación y la sobrevaloración
Te idolatro
de una forma tan oscura y enfermiza,
Que el cuerpo,
las palabras, la audición, el tacto,
La imaginación,
la traspiración, la lejanía y la proximidad,
Todo son
parte omnipresente de este sentimiento antinatural e impuro
De esta
devoción inmaculada y desbordada
Que nadie
más que la suciedad de nuestros pensamientos; puede entender,
que el arte
corrompido que tienen nuestros impulsos;
Puede entender,
¿Tú me
entiendes?, en este pragmatismo,
Cuando llego
a la cúspide de un verano lunar
Y sólo
siento deseo por ti,
Pues aquel
olor que sentía en mis dedos;
Cuando me
los refregaba en la boca,
Ya no está
Hemos
perdido el olor a autenticidad
Y todo es en
vano,
Ese es
nuestro propósito, y nuestro sentido más profundo,
Lo superficial
y momentáneo,
Todo lo que involucre
desapego,
Estamos sometidos
a lo que dicten nuestros vacíos,
Y los miedos
que producen las soledades esporádicas
Date la
vuelta, suelta los brazos,
Voy a estar detrás
de ti guiándote los movimientos,
Ya no hay
nada más puro que el odio que sentimos el uno por el otro,
Baja tus
piernas lentamente;
El frio de
las cadenas puede incomodarte los primeros segundos,
Siento una
juerga de demonios rechinando los dientes,
Y es que te deseo
tan infamemente
Que este
amor superficial y obsesivo
Es lo más puro
y completo
En este
juego de lívidos incorrectos
Hemos perdido
la cercanía,
Llámame;
Cuéntame cómo
has soportado la sed y el hambre,
A las 12:35
iré por ti para desamarrarte,
Luego podrás
comer y beber todo lo que esté a disposición.
Sebastián Oyanedel Davison - Diciembre 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario