jueves, 4 de diciembre de 2014

Te deseo tan infamemente

Ahora ya tenemos ese olor que tenían los árboles,
Cuándo se mojaban en la mañana con la lluvia,
Ese olor a humedad con el que despertábamos
Cuándo dormíamos juntos

Ya no hay nada más puro que el odio que siento por ti,
Ya no hay nada más puro
Que la indulgencia a la sumisión,
No hay nada que sobre en mis labios para ti,
Ya no hay rasguillos en mi espina dorsal,
No hay nada que pueda regalarte
Sin aquella cuota de tétrica verdad

Tengo la boca rota por ti
Y los pensamientos llenos de maldad;
Ya no podemos amar de la forma natural con la que solíamos hacer,
Ahora todo se traduce a lo perverso e insano

Eres tan insanamente perfecta para mí,
Por eso ya no huelo tu olor natural,
Las mentiras nos succionaron
La palidez de nuestra piel

Ahora tenemos el olor
A sangre en la vereda;
Somos la etimología de la guerra,
En una calle de serpientes
Con baldosas de escamas,
Tu piel eternamente mojada

Agáchame;
Quiero venerar e idolatrar tu demencia desde aquí abajo,
Quiero odiarte de la manera más dulce,
Mojándote el oído con mis labios;
De tanto insultarte

Hemos construido un altar para la devoción,
Completamente asustados de nuestras indistintas soledades.
El mundo ya no es un lugar sano para amar
Y nosotros hemos perdido nuestro olor


Trato de descifrar tu esquizofrenia inexpresiva y tántrica
A ver si el puente que forma mi lengua en la tuya
Forma parte de esta orgía mental

Tengo tu piel encima, como asfixiándome los sentidos
Y ya no te puedo amar de la misma manera sobrenatural
Con la que solía hacerlo antes

Ahora todo es parte de nuestra soledad
Y aquel instinto drogadicto que infiere
En la tentación y la sobrevaloración

Te idolatro de una forma tan oscura y enfermiza,
Que el cuerpo, las palabras, la audición, el tacto,
La imaginación, la traspiración, la lejanía y la proximidad,
Todo son parte omnipresente de este sentimiento antinatural e impuro
De esta devoción inmaculada y desbordada
Que nadie más que la suciedad de nuestros pensamientos; puede entender,
que el arte corrompido que tienen nuestros impulsos;
Puede entender,
¿Tú me entiendes?, en este pragmatismo,
Cuando llego a la cúspide de un verano lunar
Y sólo siento deseo por ti,
Pues aquel olor que sentía en mis dedos;
Cuando me los refregaba en la boca,
Ya no está

Hemos perdido el olor a autenticidad
Y todo es en vano,
Ese es nuestro propósito, y nuestro sentido más profundo,
Lo superficial y momentáneo,
Todo lo que involucre desapego,
Estamos sometidos a lo que dicten nuestros vacíos,
Y los miedos que producen las soledades esporádicas

Date la vuelta, suelta los brazos,
Voy a estar detrás de ti guiándote los movimientos,
Ya no hay nada más puro que el odio que sentimos el uno por el otro,
Baja tus piernas lentamente;
El frio de las cadenas puede incomodarte los primeros segundos,
Siento una juerga de demonios rechinando los dientes,
Y es que te deseo tan infamemente
Que este amor superficial y obsesivo
Es lo más puro y completo
En este juego de lívidos incorrectos

Hemos perdido la cercanía,
Llámame;
Cuéntame cómo has soportado la sed y el hambre,
A las 12:35 iré por ti para desamarrarte,

Luego podrás comer y beber todo lo que esté a disposición.

Sebastián Oyanedel Davison - Diciembre 2014











No hay comentarios:

Publicar un comentario